Ante el aumento de la demanda de los consumidores, mantener niveles adecuados de existencias ha demostrado ser un gran desafío continuo para los minoristas, particularmente los de comestibles. Trasladar el inventario y los productos del almacén a los estantes de las tiendas es un proceso laborioso y lento que ejerce una presión adicional sobre los trabajadores y puede afectar las ventas si no se lleva a cabo de manera oportuna. Entonces, ¿cómo pueden los minoristas gestionar mejor este proceso en el complejo entorno actual?