Este artículo apareció por primera vez en la revista Forbes en enero de 2020.
A medida que se desarrolla la tecnología, especialmente con los avances en inteligencia artificial (IA) y robótica, la gente puede volverse temerosa y ansiosa por lo que no conoce o no entiende.
Brain Corp ha desplegado robots autónomos por todo el mundo en diferentes lugares de trabajo y en diversos sectores, y en ese proceso surgen varias preguntas y conceptos erróneos comunes cuando nos reunimos con clientes que están decidiendo cómo desplegar y dar soporte a los robots en sus entornos específicos.
Estas ideas erróneas suelen caer en los extremos: la gente o bien se preocupa por el potencial de la IA y que su robot actúe por sí mismo, o bien espera de su robot mucho más de lo que está programado para hacer. Estas perspectivas son comprensibles dada la celebración de la tecnología avanzada y la proliferación de robots en libros, películas y cómics populares.
Por ejemplo, Rosie, el robot de los dibujos animados de los años 60 Los Jetsons, que realizaba sin problemas varias tareas a la vez por toda la casa. Esta tecnología futurista que a menudo aparece en nuestros programas de televisión favoritos todavía no es posible. Aunque estamos asistiendo a grandes avances de la IA en áreas como los dispositivos de control por voz, los brazos robóticos y los vehículos autoconducidos en interiores, aún nos queda mucho camino por recorrer antes de que la realidad alcance a la ciencia ficción.
Estas son algunas de las preguntas que me plantean habitualmente mis clientes:
La inteligencia artificial es un término genérico que designa la capacidad de un ordenador para realizar tareas que requieren inteligencia humana, como el reconocimiento facial o del habla, la traducción de idiomas, la percepción visual o la toma de decisiones sencillas. Puede funcionar a distintos niveles, pero, en general, la IA imita lo que harían los humanos con un proceso de pensamiento, movimiento, cálculo, reconocimiento de objetos o decisión.
La robótica también entra dentro de este término. Dado que los desarrolladores deben crear los algoritmos que toman las decisiones para realizar una tarea (un robot móvil que se desplaza alrededor de un objeto, por ejemplo), las decisiones y los movimientos suelen ser específicos y limitados a la tarea en cuestión.
La IA se encuentra aún en una fase temprana de su ciclo de vida y, de momento, se fabrica para soluciones específicas a distintos problemas, como robots automatizados de limpieza de suelos o robots de reparto autodirigidos en entornos de fábricas y almacenes. En sanidad, la IA está empezando a contribuir a la precisión de los diagnósticos médicos.
La tecnología inteligente (elegir una película o un producto comercial en función de tus gustos y tu historial de visionado) se basa en grandes cantidades de bibliotecas de datos recogidos de experiencias del mundo real y requiere grandes conjuntos de datos para funcionar bien. Los robots "aprenden" de los datos que usted les proporciona y de los algoritmos que programa. A medida que aumenta la cantidad de datos de entrada procedentes de una flota creciente de máquinas, mejor es la función de la IA o la robótica.
Como dice nuestro fundador, Eugene Izhikevich: "El hardware computacional que imita la verdadera IA no existe". Aunque podemos procesar cantidades asombrosas de datos en poco tiempo y el tamaño del almacenamiento de datos se está reduciendo a niveles minúsculos, los ordenadores siguen sin poder procesar la información y las decisiones del mismo modo que lo hacen los humanos.
Podemos pensar en varias cosas a la vez: podemos caminar, mascar chicle y resolver un problema matemático mentalmente mientras miramos al frente y prestamos atención al tráfico. En cambio, los robots suelen centrarse en una sola tarea o en una serie de movimientos y decisiones para completarla.
Dicho esto, los robots móviles autónomos (AMR) procesan miles de puntos de datos de visión por ordenador para tomar una decisión o una serie de decisiones en una secuencia. Muchos añaden ahora la complejidad de la manipulación (picking) o el escaneado de estanterías en busca de inventario, pero siguen sin igualar lo que puede hacer la mente humana. Sin embargo, la precisión y la coherencia de los robots y la IA ahorran tiempo a las empresas y agilizan las operaciones.
Hoy en día, los robots no aprenden solos, aunque los primeros "sistemas de aprendizaje por refuerzo" empiezan a ser prometedores. Los sistemas operativos AMR deben indicar a los robots cómo decidir y si deben girar a la izquierda o a la derecha. La inteligencia robótica no es igual a la humana y no es capaz de desarrollar nuevas capacidades que no estén relacionadas con la tarea ya programada.
Para que se produzcan cambios, debemos introducir nuevas funciones o mejoras en el código o algoritmo del software y comprobar su seguridad y rendimiento. Las nuevas capacidades vienen con las nuevas versiones del software y, durante su vida útil, su robot podrá hacer más cosas y tendrá más "campanas y silbatos", pero eso debe programarlo un humano.
La robótica ha experimentado un notable crecimiento del mercado en términos de ventas y número de empresas, sobre todo en los últimos cinco años. Sin embargo, como los robots sólo pueden realizar un conjunto determinado de tareas, su finalidad es servir de herramienta para ayudarnos a hacer mejor nuestro trabajo. A veces los clientes esperan un robot revolucionario que pueda realizar todas las tareas, pero no es así. Equipados con kits de sensores, software de navegación y conectados por la nube, los robots impulsados por BrainOS, que es la tecnología de autoconducción en interiores de Brain Corp, pueden realizar una impresionante cantidad de maniobras autónomas. Pueden mover objetos de un espacio a otro en un almacén o limpiar eficazmente el suelo de una tienda de comestibles, pero no pueden actuar como asistentes personales.
En resumen, los robots pueden automatizar ciertas tareas y hacer que ciertos procesos sean más eficientes, pero al fin y al cabo son máquinas con un hardware que se desgasta con el tiempo, piezas que hay que sustituir y un software que requiere actualizaciones, al igual que los smartphones.
En definitiva, la inteligencia artificial y la robótica nos proporcionan herramientas y sistemas que nos facilitan la vida y ayudan a las empresas a hacer más cosas. Estas tecnologías también crean nuevos puestos de trabajo para quienes programan, despliegan y mantienen robots en empresas de todo el mundo. Estamos asistiendo a la aparición de una nueva industria que permite hacer realidad la "Internet de los objetos" a través de dispositivos conectados a la nube.
Al igual que vimos una evolución de la tecnología durante la Revolución Industrial, estamos dando otro paso en esa dirección. Aunque hay angustia y preocupación por lo que está por venir, también podemos abrazar la posibilidad de lo que significa para el mañana.